viernes, 11 de febrero de 2011

CONVIVENCIA EN LOS CENTROS EDUCATIVOS

En estas dos clases hemos debatido sobre los tipos de modelos de convivencia que se dan en los Centros Educativos y por otro lado sobre la Ley de Convivencia que pretende convertir a los docentes en autoridades públicas, dotándolos del beneficio de la presunción de veracidad.

Con respecto a los modelos de convivencia vistos en clase, sabemos que el que prevalece actualmente en las aulas es el punitivo. ¿Hasta que punto este modelo es beneficioso en situación de conflicto? Es evidente que tras una mala actuación o una agresión, el autor de ésta debe recibir una sanción, pero la sanción debe tener una finalidad. Si aplicamos una sanción vacía de significado no servirá de nada. Simplemente es una solución a corto plazo. Por ejemplo, un niño pega a un compañero y la profesora lo manda copiar 50 veces “no debo pegar a mi compañero”. ¿Qué conseguimos con esta sanción? Nada. El niño volverá a hacerlo. Nadie le ha explicado por qué no debe pegar a sus compañeros y que hay que respetar a los demás. Simplemente ha copiado una frase y la única repercusión en él es un dolor de mano y un profundo aburrimiento. Además la víctima de la agresión no ha recibido una disculpa ni ha dialogado con el agresor con el fin de solucionar el conflicto. ¿Es este modelo eficaz? No, sin embargo es el más utilizado hoy día, ya que es el más cómodo y fácil de aplicar. El modelo integrado también se basa en las sanciones, sin embargo, estas sanciones tienen un sentido, el cuál es fundamental. Además el diálogo es prioritario, y mediante él se tratará de llegar al acuerdo entre las partes. La aplicación de este modelo requiere que el centro disponga de los espacios, recursos y personal adecuados. Es necesario otorgarle la importancia correspondiente a la convivencia en los centros para poder llevarla a cabo. Debemos tener en cuenta que un docente no sólo debe transmitir conocimietos, sino también EDUCAR EN VALORES.

En el Centro en el que estuve de prácticas se llevaba a cabo el modelo punitivo. Había un caso de un alumno especialmente problemático. Revolucionaba a toda la clase y pegaba continuamente a sus compañeros. La solución al problema era echarle del aula a la mínima. Esta “solución” no llegaba a ningún lado y al rato el niño volvía a tener el mismo comportamiento.

Con respecto a la Ley de Convivencia creo que tiene una doble vertiente. Por un lado puede resultar positiva ya que con el tiempo, los padres han ido quitando autoridad a los docentes. Antiguamente, ante un problema con un alumno, el docente hablaba con el padre y este tomaba las medidas necesarias para paliar el problema. Sin embargo hoy día los padres creen más a sus hijos (en plena adolescendia y con la rebeldía a flor de piel) que al docente. Esto hace que el alumno se crezca ante el conflicto y tome fuerza contra el docente. Desde este punto de vista la Ley de Convivencia supondría un gran respaldo para el docente.Por otro lado, el docente puede llegar a abusar de esta autoridad que se le otorga. Ante una situación de conflicto en la que tal vez el docente no tenga razón, puede salir victorioso debido a la presunción de veracidad. En mi opinión creo que sería bueno aplicar la ley y confiar en la ética profesional de los maestros.

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