jueves, 24 de febrero de 2011

CONCLUSIÓN SOBRE BOLÍVAR Y GAIRÍN.

En el texto de Bolívar encontramos lo que es una escuela que aprende, ya que las organizaciones escolares tradicionalmente han sido centros estáticos donde no se aprendía nada entendiendo en este caso por aprender, que es el docente el que no se preocupa por aprender cosas nuevas, se suponía que el maestro lo sabia todo y no necesitaba seguir formándose.

Debido a la sociedad de la información, la evolución social, cambios en las estructuras familiares, los centros educativos ya no dan una respuesta a lo que necesitan los niños para desarrollarse como personas completas, o como lo que la sociedad les exige actualmente. Es por este motivo que la escuela se plantea una renovación en sus formas.

Una de las maneras de renovación, es mediante la obligación, pero esta no nos ofrece unos resultados óptimos, ya que carece de motivación alguna. Esto ocurría con los llamados sexenios, los docentes debían cumplimentar un número de horas determinadas y para ello realizaban algún tipo de curso o congreso, pero que en su mayoría no tenían base pedagógica o futuro práctico para la puesta en marcha en el día a día. Por tanto esto no lo podemos considerar como escuela que aprende, ya que el aprendizaje no esta por ningún lado.

Sin embargo en el extranjero esta práctica de escuelas que aprenden se realiza des de hace muchos años, de manera que las escuelas tienen movimiento y la gente lo hace porque realmente ve la necesidad de mejorar para algo, y se puede facilitar de diferentes maneras.

Es necesario que las escuelas se reciclen y que aprendan de sus errores o mejoren procesos que no aportan resultados lo suficientemente buenos como podrían ser, y sobretodo que el aprendizaje sea para todos, no solo para los alumnos, es más, un docente que se prepara y sigue activo en sus estudios siempre estará más cercano a la realidad de sus alumnos que un docente estático sin renovación alguna.

Por otro lado el texto de Gairín con respecto a las condiciones que deben darse para crear una cultura de colaboración en los centros educativos encontramos varias vertientes, o varios aspectos a tener en cuenta, por una lado rechaza la arcaica jerarquización y aboca por un liderazgo positivo, en el que exista una persona que mueva, incite al resto del grupo en alguna actividad en concreto, de manera que no siempre tiene que ser un mimo representante el líder, por ello se considera liderazgo positivo.

Una exhaustiva planificación ante la actividad que queremos realizar, planificación que debe abarcar el antes, el durante y el después, con su consecuente evaluación. Para que estos nuevos planes o modos de trabajo se puedan llevar a cabo necesitamos de tiempos específicos para ellos y de espacios habilitados para los mismos así como estructuras organizativas si hicieran falta.

Otros condiciones importantes que deben darse para llevar a cabo esta cultura de colaboración son el compromiso con la interdependencia, la comunicación y autorregulación, la colaboración y la autonomía.

Gairín también nos habla de estructuras que podemos usar para crear centros innovadores desde un enfoque cooperativo, usando algunas estrategias como pueden ser:

Estrategias operativas: estas estrategias proporcionan herramientas a los grupos humanos y organizaciones, pudiendo catalogarse como procedimientos o técnicas.

Estrategias de carácter global: estas estrategias son propias de las organizaciones que aprenden y afectan a todos sus componentes. Ven el centro como un lugar de cambio y de formación como institución que aprende y es generadora de cambios. Se trata de propuestas de intervención global, dirigidas a la institución educativa en su totalidad, que buscan el compromiso individual y colectivo con la mejora, a través de la adopción, de propuestas de trabajo que optimicen la tecnología de acción y el clima social.

TODOS HACEMOS LA ESCUELA.

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